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A mis niños
Algo que me encanta hacer siempre es recordar. Es algo que siempre me invade de esa sensación tan cálida que te crea unos deseos inmensos de abrazar muy muy fuerte lo primero que pilles cerca. En el rincón de mi cabecita donde guardo todos esos pequeños tesoros no dejo sitio para nada malo. Esos recuerdos que los borre el tiempo.
Recordar es una buena forma de no olvidar. Y la verdad, olvidar algunas de las cosas que he vivido me haría sentir muy triste. ¿Qué pasaría si olvidase lo que hice el día de mi primera cita con mi primer novio? ¿Si olvidase lo que llevaba puesto cierto viernes de dolores de hace ya unos años? Sería algo que no podría perdonarme a mí misma.
Lo cierto es que los recuerdos que más me gusta revivir son esos que pasé con esas personas tan maravillosas que algún día pasaron por mi vida, haciendo de mí lo que soy hoy. Me refiero, por supuesto, a mis niños, mis novios, esos chavalitos que el destino puso un día en mi camino. También tengo muchos recuerdos con mis amigos, pero esos no tienen nunca la magia, el vuelco en el estómago, el recuerdo de besos interminables, cálidos y suaves.
Si me preguntasen que es lo que mejor recuerdo de cada uno de ellos, podría hacer una lista bastante larga: ojos verdes (4 pares ^^), manos bonitas, culos perfectos, sonrisas, química, atractivo, ufff y mil cosas más que no conseguiría describir con palabras. Es algo impresionante el volver a experimentar esas sensaciones solo con cerrar los ojos y viajar atrás en el tiempo unos pocos años. El volver a releer las páginas de tu diario donde escribías lo guapos que eran o cuánto los querías. También leer los mensajes que intercambiabas con ellos siempre llenos de indirectas y palabras cariñosas.
¿Hay algo mejor que querer a alguien y que seas correspondido? ¿Algo más sublime que sentir como tu corazón está en juego cada vez que una palabra sale de sus labios? No. No hay nada mejor que la emoción del amor, sentir que te pones ante el paredón con veinte fusileros dispuestos a destrozarte a la menor indicación, sentirte vulnerable a cada segundo y a pesar de todo eso, arriesgarte a sufrir por tener tan solo cinco minutos con esa persona. Ah! C’est l’amour! ¿Y hay algo más maravilloso que eso?
Y mi corazón remendado con hilos de cien colores…
uno por cada uno de mis amores.
Algo que me encanta hacer siempre es recordar. Es algo que siempre me invade de esa sensación tan cálida que te crea unos deseos inmensos de abrazar muy muy fuerte lo primero que pilles cerca. En el rincón de mi cabecita donde guardo todos esos pequeños tesoros no dejo sitio para nada malo. Esos recuerdos que los borre el tiempo.
Recordar es una buena forma de no olvidar. Y la verdad, olvidar algunas de las cosas que he vivido me haría sentir muy triste. ¿Qué pasaría si olvidase lo que hice el día de mi primera cita con mi primer novio? ¿Si olvidase lo que llevaba puesto cierto viernes de dolores de hace ya unos años? Sería algo que no podría perdonarme a mí misma.
Lo cierto es que los recuerdos que más me gusta revivir son esos que pasé con esas personas tan maravillosas que algún día pasaron por mi vida, haciendo de mí lo que soy hoy. Me refiero, por supuesto, a mis niños, mis novios, esos chavalitos que el destino puso un día en mi camino. También tengo muchos recuerdos con mis amigos, pero esos no tienen nunca la magia, el vuelco en el estómago, el recuerdo de besos interminables, cálidos y suaves.
Si me preguntasen que es lo que mejor recuerdo de cada uno de ellos, podría hacer una lista bastante larga: ojos verdes (4 pares ^^), manos bonitas, culos perfectos, sonrisas, química, atractivo, ufff y mil cosas más que no conseguiría describir con palabras. Es algo impresionante el volver a experimentar esas sensaciones solo con cerrar los ojos y viajar atrás en el tiempo unos pocos años. El volver a releer las páginas de tu diario donde escribías lo guapos que eran o cuánto los querías. También leer los mensajes que intercambiabas con ellos siempre llenos de indirectas y palabras cariñosas.
¿Hay algo mejor que querer a alguien y que seas correspondido? ¿Algo más sublime que sentir como tu corazón está en juego cada vez que una palabra sale de sus labios? No. No hay nada mejor que la emoción del amor, sentir que te pones ante el paredón con veinte fusileros dispuestos a destrozarte a la menor indicación, sentirte vulnerable a cada segundo y a pesar de todo eso, arriesgarte a sufrir por tener tan solo cinco minutos con esa persona. Ah! C’est l’amour! ¿Y hay algo más maravilloso que eso?
Y mi corazón remendado con hilos de cien colores…
uno por cada uno de mis amores.
11:44 p. m.
¡Dios! Que manera tienes tan natural de describir los sentimientos más... evidentemente bonitos que hay. Eres como una niña tratando de describir un caramelo. Con sencilles y naturalidad, es la forma con la que mejor llegas. Así yo también quiero xD
No siempre son culos perfectos... pero oye, se compensan con otras cosas, ¿no? top