¿¿Seguridad o inseguridad??
Mmmmm...
Qué delicioso fue aquel momento en que lo vi. Sentí ese pellizco que siente todo el mundo, sí. Sentí como mi corazón se paraba por un instante...como si quisiera quedarse en ese segundo eternamente. Sentí que el mundo ya no era el mundo, que el mundo éramos solo él y yo.
Más tarde todavía pensando en cómo acercarme a él sin ser advertida, él se acercó a mi. Una frase sin sentido, solo una frase sin ningún significado...así empieza todo. ¡Qué simple! Luego más frases. Una detrás de otra. Primero él, luego yo. Y todo sigue su curso, los engranajes empiezan a moverse. Todos calculan su próximo movimiento. Él su próxima sonrisa arrebatadora. Ella su próxima mirada seductora. Y todo sigue su curso. Lo típico. Lo normal. Nada de ser originales. ¿Para qué? Tal como dicen: mejor malo conocido que malo por conocer. ¿Pero realmente hace falta todo eso? Horas, minutos, segundos desperdiciados. Desde el primer instante sabes que lo conseguirás...o no. Lo sabes todo desde el principio. Pero no quieres saberlo. No. Horas, minutos y segundos desperdiciados, sí. Pero tú querias desperdiciarlos. Solo para reforzar tu idea de que puedes hacerlo. Puedes conseguirlo. ¡Qué tonteria! ¡Cómo nos gusta poder plantearnos una meta sabiendo que vamos a ganar! Luego lo consigues. ¿Y ahora qué? Ya lo tienes. Ya es tuyo. ¿Y ahora qué? Ahora nada. 2 meses. Nada. Ahora nada. Pero piensas que mereció la pena. Que todavia eres capaz de conseguirlo. Que lo volverás a conseguir. Por que si en ese momento sabes que no vas a ganar, entonces ese momento no existe, no ha existido. Luego sigues buscando, hasta que sabes que vas a ganar. ¿Y luego qué? La misma historia.
¿No es mejor no saber si vas a ganar o perder cuando lo has sabido durante tanto tiempo?
¿No es mejor no perder el tiempo?
Pero tu no quieres eso, eso te hace sentirte insegura.
¡Ay! Maldita seguridad. Cuando no la tienes la buscas y cuando la tienes no la quieres.
Qué delicioso fue aquel momento en que lo vi. Sentí ese pellizco que siente todo el mundo, sí. Sentí como mi corazón se paraba por un instante...como si quisiera quedarse en ese segundo eternamente. Sentí que el mundo ya no era el mundo, que el mundo éramos solo él y yo.
Más tarde todavía pensando en cómo acercarme a él sin ser advertida, él se acercó a mi. Una frase sin sentido, solo una frase sin ningún significado...así empieza todo. ¡Qué simple! Luego más frases. Una detrás de otra. Primero él, luego yo. Y todo sigue su curso, los engranajes empiezan a moverse. Todos calculan su próximo movimiento. Él su próxima sonrisa arrebatadora. Ella su próxima mirada seductora. Y todo sigue su curso. Lo típico. Lo normal. Nada de ser originales. ¿Para qué? Tal como dicen: mejor malo conocido que malo por conocer. ¿Pero realmente hace falta todo eso? Horas, minutos, segundos desperdiciados. Desde el primer instante sabes que lo conseguirás...o no. Lo sabes todo desde el principio. Pero no quieres saberlo. No. Horas, minutos y segundos desperdiciados, sí. Pero tú querias desperdiciarlos. Solo para reforzar tu idea de que puedes hacerlo. Puedes conseguirlo. ¡Qué tonteria! ¡Cómo nos gusta poder plantearnos una meta sabiendo que vamos a ganar! Luego lo consigues. ¿Y ahora qué? Ya lo tienes. Ya es tuyo. ¿Y ahora qué? Ahora nada. 2 meses. Nada. Ahora nada. Pero piensas que mereció la pena. Que todavia eres capaz de conseguirlo. Que lo volverás a conseguir. Por que si en ese momento sabes que no vas a ganar, entonces ese momento no existe, no ha existido. Luego sigues buscando, hasta que sabes que vas a ganar. ¿Y luego qué? La misma historia.
¿No es mejor no saber si vas a ganar o perder cuando lo has sabido durante tanto tiempo?
¿No es mejor no perder el tiempo?
Pero tu no quieres eso, eso te hace sentirte insegura.
¡Ay! Maldita seguridad. Cuando no la tienes la buscas y cuando la tienes no la quieres.